Tuesday 5 October 2010

Sin título

Deja que el silencio te cuente
cómo te visité en tus sueños,
cual fugitiva diosa del ocaso
suplicando albergue
en las suaves almohadas
de tu pecho, de tus brazos.

Deja que la noche te cuente
las palabras que susurré
al buscar mi piel en la tuya,
refugiándome friolenta
en el imaginado abrigo
de tus tiernas y cálidas manos.

Deja que el amanecer te cuente
que no dormiste solitario,
que los plieques de tu lecho
guardan mi aroma
cual perfume de locuras,
de pétalos desparramados.

Y si no me crees, deja entonces
que las calles te cuenten
como por ti, trémula, callo
cuando en cada imagen tuya
lamo con besos
el ancla de tu fugaz mirada.

Deja que el universo te cuente
cómo clavaste la luz de tu sol
en el fondo de mis soledades
dejándome perpleja de amor,
iluminando aquel sagrado rincón
donde aún habitan mis ansias

 de encontrarte en la distancia,

algún día, alguna vez.

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